jueves, 25 de marzo de 2010

Cancún, un paraíso en México

Cancún ha sido sede de varios eventos internacionales, y cómo no va a serlo con sus playas hermosas y su mar azul turquesa, sus habitantes amables y todo lo que México representa en este destino turístico.

Hay, empero, otra parte de Cancún, donde vivimos los mexicanos que venimos de otros lares a trabajar, y que no precisamos del turismo como medio de subsistencia principal, donde vemos las calles, los transportes públicos, el alumbrado, la educación, los comercios, las aglomeraciones.

Esta ciudad me ha recibido desde hace poco más de 5 años, lo cual agradezco, cuando llegué, me tocó ver todavía una extensión enorme de verde selva, cerca de donde en ese entonces vivía, y me entristece ver cómo se vuelve cada vez más extensa la ciudad... y más corta la selva.

No tengo idea cómo debe manejarse una ciudad, lo admito, aún así, creo que todos podemos dar opiniones acerca de situaciones actuales, sobre todo, para poder crecer realmente como ciudad, como ciudadanos.

Lo primero que viene a mi mente es el orgullo por ser ciudadano, pues te dicen "y tu credencial...", pero más que eso, mostrar que realmente vale, es decir, dar a conocer los beneficios reales de tener tu credencial de Cancún, tanto en los centros de entretenimiento (antros) locales, bueno, no tan locales, en la zona hotelera, así como los centros recreativos como Xcaret o Xel-Ha, muy bonitos, por cierto, además de soluciones básicas, como una vivienda digna, calles alumbradas, vecinos que comparten experiencias y se conocen.

Después, cómo fomentar el orgullo en las generaciones más jóvenes, pues poniendo atención en lo que realizan. Recuerdo un mensaje de hace varios años "¿Sabe usted dónde están sus hijos?", no es necesario que nos encontremos detrás de ellos todo el día, al menos un par de horas, cuando van a los estudios, a la escuela, cuando regresan de la escuela, cuando salen con los amigos en la calle y cuando salen con los amigos a fiestas.

Un paso adicional para lograr mantener ese orgullo no sólo de cancunense, sino de mexicano, es cuidar el ambiente, los consejos que siempre se dan, pero que no siempre se acatan: cuidar el agua, apagar las luces que no se utilicen, sobre todo, cuidarse de la acumulación de basura. En este último tema hay un ejemplo: si no pasa el recolector de basura, buscar medios alternos para poder exigir luego más derechos al municipio, nuevamente, unión ciudadana, pues "La unión hace la fuerza".

Debo admitir que vivir y trabajar en Cancún no me ha dado tanta oportunidad de ir a la playa, así que no me he bronceado como debería, tal vez porque también tomo mi tiempo para dedicarlo a las artesanías de Madeba, tal vez porque llego cansado al finalizar un día laboral, tal vez porque lo tengo tan cerca que no le doy la importancia que debería... o simplemente porque no me quiero dar ese gusto.

Estamos cerca de semana santa, y en mi tierra natal, Zacatecas, se forma un festival internacional de cultura, muy bueno, por cierto, es algo que añoro. En fin, creo que el paraíso no es "el lugar donde vives" sino ciertamente el lugar que vuelves tu hogar, y en tu hogar no creo que quieras tener todo revuelto, ni en desorden, recordando que mi hogar es mi espacio y mis seres cercanos, puedo comenzar con mi propio hogar, continuar con los vecinos (aunque no todos se apeguen a la mejora), y tal vez se extienda a toda la ciudad, a todo el estado, a todo el país, sin despreciar la ayuda de gobierno, pero tampoco dejando todo en sus manos, tomando a México como pueblo, como mexicanos.

Espero que mi paraíso se mantenga firme durante varios años, pues si me llego a mover de Cancún, parte de mi corazón permanecerá en esta tierra, así como parte de él se encuentra en la hermosa ciudad de Zacatecas.

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